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Que no te engañen: la verdadera anomalía fue Oumuamua

El cometa ATLAS no es una nave hostil. La única anomalía real fue Oumuamua, el objeto interestelar que desconcertó a la ciencia en 2017.

En las últimas semanas, han vuelto los titulares llamativos: “una nave interestelar hostil se acerca a la Tierra”, “los alienígenas llegarán en noviembre”. Algunas voces, incluso del ámbito académico, han alimentado esta narrativa con declaraciones que lo ponen fácil para el sensacionalismo.

El protagonista de esta nueva ola de titulares es el cometa C/2019 Q4 (ATLAS). Pero, ¿hay algo realmente extraño en él? La respuesta es no. Nada en su trayectoria, forma o comportamiento lo convierte en una anomalía.

La verdadera rareza sigue siendo otra. Un objeto que pasó silencioso por nuestro sistema solar en 2017 y que aún hoy desconcierta a la ciencia: Oumuamua.

¿Qué es el cometa ATLAS y por qué ahora dicen que es una nave?

El cometa C/2019 Q4 (ATLAS) fue descubierto en agosto de 2019. Desde entonces, su órbita ha sido estudiada, y se comporta como cualquier otro cometa de origen natural.
Sin embargo, en junio de 2025 se acercará a la Tierra y ya hay quienes están intentando convertirlo en el nuevo «objeto misterioso» que llene portadas.

Incluso el astrofísico Avi Loeb, conocido por sus hipótesis sobre tecnología no humana, ha sugerido —sin pruebas— que podría tratarse de una sonda interestelar avanzada. Algunos medios no han tardado en retorcer esa frase hasta convertirla en algo mucho más ruidoso: “una nave hostil”. El resultado: miedo viral, clics y desinformación.

Pero no hay nada en ATLAS que indique que no sea un cometa natural. Ninguna aceleración extraña. Ningún cambio de trayectoria. Ninguna forma irregular. Ninguna señal.

La auténtica anomalía fue Oumuamua

En 2017, un objeto completamente distinto cruzó el sistema solar. Se movía demasiado rápido como para haber nacido aquí. No dejó rastro de gases, pero se aceleró de forma anómala con una trayectoria inesperada. Y no hay explicación plausible aún. No giraba como un cometa. Su forma —aplanada o alargada— era inédita.

Ese objeto fue bautizado como Oumuamua, y nadie ha logrado explicarlo por completo. Para Avi Loeb, podría tratarse de una sonda artificial abandonada. Para otros, es una roca interestelar con propiedades desconocidas.

Pero lo importante es que no encaja con nada que hayamos visto antes. Y eso lo convierte en la anomalía más clara y desconcertante que hemos detectado hasta ahora en el espacio cercano.

¿Por qué quieren distraerte ahora con ATLAS?

Porque Oumuamua ya pasó. Ya no está a la vista. No genera visitas ni clics.
ATLAS, en cambio, se acerca. Y da juego para titulares que siembran miedo.

Pero aquí está el punto clave:

Si de verdad nos visitó una sonda inteligente, ya lo hizo. Y lo ignoramos.
Y si ahora intentan convencernos de que un cometa perfectamente normal es «una nave hostil», es porque no quieren que miremos al pasado con seriedad.

No mires el dedo, mira el cielo

Los medios están llenos de luces. Algunos científicos también. Pero la búsqueda de respuestas reales exige separar lo extraordinario de lo inflado.

Oumuamua sigue siendo la mejor candidata a ser una tecnología no humana.
ATLAS, en cambio, es sólo un cometa más. Que no te engañen.

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